Documental Dylan

Este último fin de semana tuve la suerte de ver “No Direction Home: Bob Dylan”, un documental que se enmarca en la vida de Dylan desde sus inicios hasta el famoso accidente de moto que sufriera y que lo alejaría de los escenarios por ocho años.

Dylan como artista es un ser excepcional, extremadamente complejo como lo definieran las personas mas allegadas a él. Siempre reacio a hablar de su vida frente a las cámaras. Sin embargo su manager Jeff Rosen, logró entrevistarlo y obtener testimonios del propio artista narrando sus comienzos; su perspectiva del éxito y la notoriedad que alcanzó rápidamente.

Abundan los testimonios de quienes interactuaron con él aquellos días (Joan Baéz, Allen Ginsberg, Pete Seeger, entre otras leyendas) con las opiniones más diversas.

Es dirigido por el también famoso y no por ellos menos virtuoso Martín Scorsese. Que pese a no haber participado en las entrevistas diversas hace suyo el proyecto dándole ese toque de documental que debe verse, al menos si reconoces la maestría de este músico (ni te imaginas quien es el autor de "Knocking on the heavens door", canción interpretada por los Guns n' Roses).

El documental da claves para entender ese misterio que fue para muchos su transición de músico Folk a Rock. Ese traumático cambio de guitarra acústica a guitarra eléctrica. Cambio que le valió la etiqueta de traidor a la “causa”.

Nos muestra también, a un Dylan cansado de las conferencias de prensa, del éxito, de las etiquetas a las que los críticos quieren encasillarlo.

Personalmente lo veo, gracias a este documental, como un proceso de crecimiento personal. Su música, en cualquiera de sus etapas, son demasiadas buenas. Ideales para escucharlas alguna vez en la vida. No en vano su canción “Like a Rolling Stone” está considerado por la revista Rolling Stone como la número uno en su selección de las 500 mejores canciones de todos los tiempo.

Gracias a Dylan pude descubrir a Dylan Thomas, esa poeta cuya obra me resultó tan familiar y hasta ahora uno de mis poetas favoritos. Y su música, marco perfecto para esos días en el que el fatalismo nos tienta y nos redime.



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