Calvin y Hobbes




Calvin es un niño de unos seis años de edad, bastante travieso; tiene un amigo: Hobbes, un tigre de peluche que cobra vida mágicamente, más que su amigo es su cómplice. Juntos pasan aventuras tan disímiles que no es difícil sentir cierto cariño por ellos. Detesta el colegio y a veces su imaginación le juega una buenas que casi siempre los conduce a agrios regaños por parte de sus mayores, la mayoría de las veces sus padres, a veces la terrible Sra. Carcoma, la profesora del colegio.

También están sus confusos sentimientos hacia Susie Derkiens, una niña bastante inteligente. Aprovecha cada ocasión para molestarla, es fácil deducir el porqué de esa conducta.

Que no decir de Rosalyn, la niñera que lo cuida cuando sus padres deben dejarlo sólo en casa. Calvin y Rosalyn van en direcciones opuestas. Aunque son pocas las veces en la que aparece.

No puede faltar Moe, el matón de la escuela, que se las pasa maltratando a Calvin.
Sin embargo Calvin siempre se las arregla.

Son de antología sus travesuras con los muñecos de nieve, su connotación simbólica es fabulosa. Se nota la ironía que envuelve la historieta en general. Altamente recomendable y sencillamente sorprendente.

Se publican en la edición impresa de El Comercio, periódico en dónde lo descubrí, y me fascinó sin mucho esfuerzo. Es una delicia leer las tiras a diario. Buscando en la red encontrarás algunas muy buenas páginas que publican sus tiras, si es que eres de las personas que no tiene la paciencia suficiente como para leerlas en forma pausada. Si eso no es suficiente quizá puedas conseguir esos volúmenes de libros publicados. Libros con los que sueño a veces en esas tardes interminables de verano.

Lastimosamente no se publican más pues su creador Bill Waterson así lo creyó conveniente. Cosa que coincido y estoy plenamente de acuerdo pues me trae a la memoria a Condorito, personaje que sigue publicándose sin embargo, creo yo, perdió su chispa pues su autor se las vendió a una de esas transnacionales con alma más para los negocios qu para el entretenimiento.

Para consuelo es posible leerlo como ya dije en El Comercio. Estoy seguro que una vez que los conozcas serás otro adicto a sus fantásticas aventuras.

1 comentarios:

Franfur dijo...

Fué buena la desición de Bill como vida: el no ser comercial