Es inevitable no hablar de los recientemente inaugurados juegos olímpicos de Beijing: fastuosidad en su ceremonia, censura de blogs para los extranjeros así como páginas de internet que el gobierno chino considera “peligroso”; represión en Tibet, conflicto armado en Georgia y eventos que nos despertarán en la próxima madrugada.
Establecida por los antiguos griegos (razón por la cual Grecia da inicio al desfile de las diferentes delegaciones), los juegos olímpicos eran competencias en los que los competidores luchaban por ser los mejores. Al vencedor se le coronaba con un ramo de olivo, planta que representaba al dios Apolo; salir airoso en alguna competencia significaba honor para el atleta, tanto así que daba derecho a ser representado escultóricamente, hecho reservado sólo para las divinidades del Olimpo. A parte de ello daba derecho a una pensión vitalicia.
Lo más importante quizá, era que se vivía una época de tregua, en la que se respetaba rigurosamente por considerar ofensa grave a los dioses si se deshonraba a ella. Por irónico de la vida (cosas que pasan le dicen) vemos lo poco que hemos mejorado en ese tema pues observamos con horror los problemas actuales en Georgia, muy al margen de quien tenga o no la razón.
Los juegos continúan y vemos el esfuerzo de los modernos atletas por conseguir “aquel orgulloso oro, esa mediocre plata y aquel bronce despreciable” (o algo así, otra genial definición que escuché en un capítulo de los Simpsons).
Esperemos que nuestra patria, tan famélica en cuanto a sus representantes (son unos cuántos pero son) traiga a casa uno de esos (adorable y orgulloso oro por favor).
Establecida por los antiguos griegos (razón por la cual Grecia da inicio al desfile de las diferentes delegaciones), los juegos olímpicos eran competencias en los que los competidores luchaban por ser los mejores. Al vencedor se le coronaba con un ramo de olivo, planta que representaba al dios Apolo; salir airoso en alguna competencia significaba honor para el atleta, tanto así que daba derecho a ser representado escultóricamente, hecho reservado sólo para las divinidades del Olimpo. A parte de ello daba derecho a una pensión vitalicia.
Lo más importante quizá, era que se vivía una época de tregua, en la que se respetaba rigurosamente por considerar ofensa grave a los dioses si se deshonraba a ella. Por irónico de la vida (cosas que pasan le dicen) vemos lo poco que hemos mejorado en ese tema pues observamos con horror los problemas actuales en Georgia, muy al margen de quien tenga o no la razón.
Los juegos continúan y vemos el esfuerzo de los modernos atletas por conseguir “aquel orgulloso oro, esa mediocre plata y aquel bronce despreciable” (o algo así, otra genial definición que escuché en un capítulo de los Simpsons).
Esperemos que nuestra patria, tan famélica en cuanto a sus representantes (son unos cuántos pero son) traiga a casa uno de esos (adorable y orgulloso oro por favor).
Ahí dejó un link que me pareció muy bueno en la que se puede consultar el medallero por juego olímpico. Pese a que está en inglés, éste se deja entender.
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