A Richard Nixon, se le recuerda por el triste episodio de ser el primer gobernante norteamericano que renunció al cargo presidencial, agobiado por un escándalo político (el archiconocido Watergate).
A meses de haber abandonado la Casa Blanca, su sucesor Gerald Ford le concedió el Indulto Presidencial, hecho que le significó evitar juicios futuros por los delitos que cometió durante su mandato.
Lo que vendría después fueron años de silencio, años en la que sus famosas grabaciones brindarían información de los funestos días. Más allá sólo la controversia y la especulación.
Sin embargo esos años se quebrarían sorprendentemente al concederle una entrevista a David Frost, para explicar por esos aciagos acontecimientos. La idea de Nixon era allanar el camino para el regreso a una futura vida política; el público veía con reticencia lo que seguramente sería una entrevista excesivamente complaciente, en parte por la poca credibilidad del entrevistador, acostumbrado a la vida farandulera y a las banalidades que ella pudiera engendrar.
Contra todo pronóstico Frost consiguió lo impensable; hacer que Nixon admitiera públicamente el reconocimiento de lo que años antes le había arrebatado el máximo cargo al que puede aspirarse en una democracia. ¿Cómo pudo lograrlo?
“El desafío: Frost contra Nixon” es una película que a manera de falso documental ambienta los pormenores de estas ya míticas entrevistas, desde la difícil gestación por lograr la entrevista, para terminar en los momentos tensos que supuso la posibilidad cercana de la resurrección política de Nixon.
Lejanas están las escenas que gustan tanto, esas de violencia gratuita y acción sin sentido. Al contrario, es una película bien lograda considerando quien la dirige (Ron Howard) que logra sorprender gratamente. Por supuesto, los actores son de primera, no sólo en las actuaciones sino también en los detalles característicos de este singular presidente. El enfrentamiento y la tensión que se genera le dan ese toque de gracia y muestra una vez más que no todo lo que brilla es oro.
Ideal para nuestra casta política, acostumbrada al comportamiento ambivalente.
Recomiendo complementarla con “Nixon” (1995) una película del siempre controversial Oliver Stone que nos enfoca en la vida de este personaje, y que de manera alguna nos enmarca en la coyuntura de esos lejanos días.
Si eres un exquisito cinéfilo esta producción no tiene pierde.
A meses de haber abandonado la Casa Blanca, su sucesor Gerald Ford le concedió el Indulto Presidencial, hecho que le significó evitar juicios futuros por los delitos que cometió durante su mandato.
Lo que vendría después fueron años de silencio, años en la que sus famosas grabaciones brindarían información de los funestos días. Más allá sólo la controversia y la especulación.
Sin embargo esos años se quebrarían sorprendentemente al concederle una entrevista a David Frost, para explicar por esos aciagos acontecimientos. La idea de Nixon era allanar el camino para el regreso a una futura vida política; el público veía con reticencia lo que seguramente sería una entrevista excesivamente complaciente, en parte por la poca credibilidad del entrevistador, acostumbrado a la vida farandulera y a las banalidades que ella pudiera engendrar.
Contra todo pronóstico Frost consiguió lo impensable; hacer que Nixon admitiera públicamente el reconocimiento de lo que años antes le había arrebatado el máximo cargo al que puede aspirarse en una democracia. ¿Cómo pudo lograrlo?
“El desafío: Frost contra Nixon” es una película que a manera de falso documental ambienta los pormenores de estas ya míticas entrevistas, desde la difícil gestación por lograr la entrevista, para terminar en los momentos tensos que supuso la posibilidad cercana de la resurrección política de Nixon.
Lejanas están las escenas que gustan tanto, esas de violencia gratuita y acción sin sentido. Al contrario, es una película bien lograda considerando quien la dirige (Ron Howard) que logra sorprender gratamente. Por supuesto, los actores son de primera, no sólo en las actuaciones sino también en los detalles característicos de este singular presidente. El enfrentamiento y la tensión que se genera le dan ese toque de gracia y muestra una vez más que no todo lo que brilla es oro.
Ideal para nuestra casta política, acostumbrada al comportamiento ambivalente.
Recomiendo complementarla con “Nixon” (1995) una película del siempre controversial Oliver Stone que nos enfoca en la vida de este personaje, y que de manera alguna nos enmarca en la coyuntura de esos lejanos días.
Si eres un exquisito cinéfilo esta producción no tiene pierde.
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