Cerdo maldito

¿Qué puede ser más espeluznante que una película de terror? Sin duda la cruda realidad sin atisbos de inocencia posible.

Por estos contemporáneos días nuestras precauciones son más que razonables, todo ello por el asunto de la gripe porcina, que se originó en México, país el cual sufre discriminación por un lado, así como grandes pérdidas económicas en sus exportaciones como en el campo turístico (Acapulco es ahora un paraíso desierto).

Las semanas que nos precedieron pudimos comprobar lo frágil que es la raza humana ante eventos epidemiológicos que ocasionan la muerte de quienes han tenido la mala fortuna de caer en las garras de este funesto azote. Su cura requiere de semanas de estudio y pruebas para ser efectivo y pueda finalmente convertirse en una vacuna milagrosa que nos salve de trance tan inesperado.

De fácil propagación, su avance es inevitable y América latina ya presenta los primeros casos, como es obvio, personas que regresaron de México no sólo portando maletas y recuerdos sino también con la funesta gripe cual souvenir novedoso.

El invierno se avecina y como es harto conocido es la estación ideal para contraer una pasajera gripe o influenza que requiere como mínimo una semana de tratamiento para superar tan molestoso malestar. Quiérase que esta estación propicia para que esta gripe porcina no nos invada y nos azote sin contemplaciones por lo precario de nuestra situación (mala infraestructura sanitaria, pobreza extrema en las zonas populosas, falta de higiene por no contar con los servicios más básicos).

Sin embargo hasta ahora nada que no conozcamos. El motivo de este post es que acabo de leer una noticia que me puso los pelos de punta: hay indicios que afirman que la gripe porcina puede ser un error de laboratorio (no es una temeraria afirmación, la fuente la encuentro en la edición on line de un diario que se supone serio. http://www.elcomercio.com.pe/noticia/286017/oms-investigara-si-virus-ah1n1-salio-laboratorio).

Por supuesto ¿quien puede estar detrás de todo eso?, la respuesta es más que obvia: las grandes farmacéuticas, que como buen negociante conoce la premisa básica: la necesidad de un producto es el secreto para la adquisición del mismo.

La lógica es simple: si existe traficante de armas interesados en fomentar conflictos en lo más recóndito (y en otros no tanto) del planeta para asegurar la venta de sus productos, por que no, la industria farmacéutica puede hacer lo mismo.

Sería descabellado afirmar eso, sin embargo Hollywood hace mucho que ha desmitificado a las corporaciones farmacéuticas que hace mucho perdieron el interés loable de salvar vidas para convertirse en hábil negociante (recomiendo una película que de fantasioso no tiene nada: el jardinero fiel “The constant gardener: 2005”, luego de verla y releer la noticia no me quedó duda posible).

Así que ya están avisados, de todo hay en la viña del señor.

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