El bueno y el malo


El reciente domingo tuve la oportunidad de ver “3:10 to Yuma”, interesante western; quedé gratamente sorprendido por la calidad de la película, la temática exenta del típico enfrentamiento entre el hombre inmaculado y el desalmado villano hace que se le preste mayor atención teniendo como referencia que es una producción hollywodense así como un remake de una producción del año 1957.

Gran parte de su interés se debe a los actores que encarnan los personajes principales Russell Crowe como Ben Wade y Cristian Bale dando vida a un atormentado Dan Evans.

Ben Wade es el líder de una banda de sanguinarios forajidos que acaban de robar una fuerte diligencia que transporta dinero en efectivo. Una más en su larga lista de execrables crímenes. Es un tipo con carisma, cualidad que esconde una frialdad y crueldad difícil de imaginar, pese a que aparente lo contrario.

Por cosas del destino se atraviesa con Dan Evans, un ex combatiente de la guerra civil norteamericana, sujeto atormentado por las deudas; en vísperas de perder el rancho que los acoge, incapaz de sostener a su familia pero con esperanza por lo venidero.

Cuando Wade cae prisionero, Evans acepta escoltarlo a Yuma, para allí abordar el tren que lo llevará a un seguro ajusticiamiento, por una suma de dinero que de manera alguna aliviará sus deudas. Sin embargo la empresa no será tan sencilla como parece. Los secuaces de Wade están en marcha para rescatarlo, destruirán todo lo que obstaculice su objetivo. Evans sabe perfectamente que es una misión suicida. Pese a ello, acepta la difícil tarea.

En el largo trayecto, ambos personajes pronto descubrirán aspectos poco verosímiles en sus personalidades, entender que los impulsa a actuar como lo hacen más allá de la coyuntura o la justificación, permitirá que el respeto y la admiración mutua afloren de manera sencilla.

Ambos personajes deberán luchar contra sus impulsos; Evans no sólo debe luchar contra la tentación del dinero fácil sino también enfrentar sólo a la cuadrilla de Wade. Éste deberá soportar sus instintos de fuga, su facilidad para salir airoso de la difícil situación en la que se encuentra.

Una película que pese a sus grandes dosis de disparos tan habituales en el lejano oeste, nos muestra que los seres humanos son seres complejos, muy alejados de la etiqueta cómoda del tipo bueno o malo. Más cercano a una realidad certera que a lo que Hollywood nos tiene acostumbrados.


Por alguna extraña razón la temática me hizo rememorar una película del gran Gary Cooper “Sólo ante el peligro (1952)”, en la que una vez más un hombre que debe cumplir su deber es abandonado por el resto, deseoso de conservar la vida, para enfrentarse con una banda de forajidos. Aún sabiendo que es una locura.

Definitivamente, confirmo que todavía soy un tipo que siente inclinación por las causas perdidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, era una de las peliculas que tenía pensado ir a ver, y ahora me llama más poderosamente la atención

David Cotos dijo...

Llama la atención, me hace recordar a "El Gran Silencio" con el gran actor Jean-Louis Trintignant.