Lo confieso, a estas alturas del partido, ignoro la manera correcta de perpetrar el nudo de la elegante corbata.
Mi rechazo a este atavío de gala se remonta a mis días de escolar, cuando obligado por la institución educativa a la que pertenecía y las situaciones especiales que ella conllevaban (actuaciones, desfiles, misas y un largo etcétera) era norma corriente asistir con el uniforme de gala, que incluía una corbata en el atuendo.
Pronto le tomé profunda aversión, en parte por la incomodidad que sentía en el apretado cuello, que muchas veces me recordaba la manera cruel de morir ahorcado. A lo mejor la sofocación que producía en un soleado día. El hecho es que tan pronto era posible me deshacía de ese molestoso caballeroso adorno.
La solución para evitar la complicada manera de volver a realizar el nudo era que una vez pasado el molestoso evento, desaflojarlo con sumo cuidado y con igual esmero deshacerlo del cuello. Para siguiente ocasión necesaria sólo era volver a jugar con el inamistoso nudo. La mayoría de las veces funcionaba y las que no, trataba de pasar desapercibido cubriéndola con el sacón o con la chompa que era implemento admitido. En el último de los casos me escabullía en los lugares más densamente ocupados evitando así unos ojos escudriñadores carcelarios.
Terminada la etapa escolar, razón primordial para optar la carrera universitaria fue escoger una profesión que no implicara usar la corbata en el atuendo diario. La Ingeniería fue una opción que me sedujo a primera vista, por cuánto la mayoría del tiempo laboral la pasaba uno, con un atuendo sport elegante. Está más que decir que la corbata se usa en ocasiones especiales (o sea casi nunca, a menos que te inviten a una fiesta solemne y no exista argumento posible para no desairar al que tiende la invitación).
Para suerte mía, tengo un hermano menor, que les perdió temor a esos prestidigitadores pasos para realizar correctamente el nudo de corbata.
Con ánimos previsores sin embargo encontré la solución perfecta para acabar de una buena vez con el pequeño inconveniente. A las citas femeninas que suelen suceder, la pregunta del millón es preguntarles cándidamente por si saben hacer un nudo de corbata, si la respuesta es afirmativa, entonces el interés es renovado. Caso contrario seguimos en perenne indagación.
Ahora, si lo que comento no tiene nada de singular lógica, encontré por ahí un pdf con sencillos paso para evitar futuras complicaciones. Lo que sigue es enteramente su responsabilidad.
Un agradecimiento a tongatogp
2 comentarios:
Me llevó mucho tiempo aprender, me puse tres corbatas... y después de un año sin hacer nudos ya se me había olvidado.
Va más allá de lo que es nadar o montar en bici, una de esas cosas de las que se puede desaprender.
Jajajaja
Esfuerzo del nudo perdido en el tiempo lo titularía.
El detalle es que uno requiere de ese implemento en el momento menos adecuado.
Vaya lío que se arma para no pasar roche pidiendo a algún conocido que te salve del apuro.
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