Respondiendo a una invitación que me hicieran unos familiares que residen ya hacen algunos años en la capital de nuestra República, tuve la oportunidad de volver a la “Ciudad de los Reyes”.
Hacía año y medio que no transitaba por sus concurridas calles, y debo reconocer que la encontré como siempre desordenada, caótica y cosmopolita. Sin embargo la actividad comercial se incrementó notablemente y la gente tiene más poder adquisitivo pues sus centros comerciales están pletóricos de ávidos compradores.
Su otoño siempre me ha encantado, pero esta vez me resultó agradable ver al astro sol brillando coquetamente, consecuencia quizá del ya tan mencionado calentamiento global como alguien sugirió espontáneamente, hasta que punto sea cierto tal afirmación lo ignoro.
Lo que la hace irresistible, a mi manera de ver, es la facilidad de conseguir lo que se te antoje: desde libros que recién se editan o llegan importadas del extranjero hasta las últimas tendencias de la moda. Y es que en Lima con un montón de dinero se puede pasar de maravilla. Incluso las segundas oportunidades son posibles: mi ya desfalleciente y desahuciado celular cobró nuevos brillos con esos técnicos que abundan por aquellos lugares en los que quien sabe donde encontrarlos no sale para nada decepcionado.
Claro que la productividad juega un papel primordial pues el cliente siempre tiene la razón; por ejemplo la televisión por cable no tiene un único operador y si no te satisface su servicio siempre tienes la oportunidad de buscar otro, incluso las construcciones tiene un avance que me ha sorprendido gratamente. La información fluye libremente, es más fácil conseguir libros técnicos y de reciente publicación que permite estar al tanto de los últimos avances en ingeniería; que no decir de la facilidad de hacer maestrías o especializaciones. Absolutamente genial.
Los amigos y amigas de antaño, hoy hombres productivos de la sociedad están inubicables, por el ajetreo del trabajo cotidiano por supuesto. Claro que siempre existe la posibilidad de una próxima visita.
Casi medio mes en la Ciudad de los Reyes, fueron en conclusión agradables, Lima a estas alturas se encuentra a la vuelta de la esquina y como mencioné anteriormente el retorno es muy posible.
Hacía año y medio que no transitaba por sus concurridas calles, y debo reconocer que la encontré como siempre desordenada, caótica y cosmopolita. Sin embargo la actividad comercial se incrementó notablemente y la gente tiene más poder adquisitivo pues sus centros comerciales están pletóricos de ávidos compradores.
Su otoño siempre me ha encantado, pero esta vez me resultó agradable ver al astro sol brillando coquetamente, consecuencia quizá del ya tan mencionado calentamiento global como alguien sugirió espontáneamente, hasta que punto sea cierto tal afirmación lo ignoro.
Lo que la hace irresistible, a mi manera de ver, es la facilidad de conseguir lo que se te antoje: desde libros que recién se editan o llegan importadas del extranjero hasta las últimas tendencias de la moda. Y es que en Lima con un montón de dinero se puede pasar de maravilla. Incluso las segundas oportunidades son posibles: mi ya desfalleciente y desahuciado celular cobró nuevos brillos con esos técnicos que abundan por aquellos lugares en los que quien sabe donde encontrarlos no sale para nada decepcionado.
Claro que la productividad juega un papel primordial pues el cliente siempre tiene la razón; por ejemplo la televisión por cable no tiene un único operador y si no te satisface su servicio siempre tienes la oportunidad de buscar otro, incluso las construcciones tiene un avance que me ha sorprendido gratamente. La información fluye libremente, es más fácil conseguir libros técnicos y de reciente publicación que permite estar al tanto de los últimos avances en ingeniería; que no decir de la facilidad de hacer maestrías o especializaciones. Absolutamente genial.
Los amigos y amigas de antaño, hoy hombres productivos de la sociedad están inubicables, por el ajetreo del trabajo cotidiano por supuesto. Claro que siempre existe la posibilidad de una próxima visita.
Casi medio mes en la Ciudad de los Reyes, fueron en conclusión agradables, Lima a estas alturas se encuentra a la vuelta de la esquina y como mencioné anteriormente el retorno es muy posible.
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