Capturada alma

Le doy vueltas al asunto, lo vuelvo a pensar. No me decido aún; quizá en la tarde, mejor mañana cuando sean las doce y las campanas anuncien su repicar.

Es inevitable, pero debo ir al fotógrafo y pedir que me capture en su digital cámara, pagar el recibo y recibir a cambio media docena de fotos pasaporte. Algo que no demandará más de treinta minutos de un día habitual.

El expediente administrativo lo exige, la voluntad es endeble y el proceso tiene fecha de expiración.

No recuerdo cuando adquirí tan extraña fobia, trato de encontrar el nombre científico, no obtengo satisfactorio resultado; al contrario estos contemporáneos días, el hi5, el facebook y demás, exigen fotos al por mayor, incluso sin asidero y contemplación. Alguna vez colgué fotos mías en el hi5, pero no me sentía a gusto, no pasó mucho antes de eliminar mi cuenta, al final sólo el blog.

Sin embargo, hay situaciones que son ineludibles: un almuerzo de camaradería, una ocasión especial en el trabajo, una jubilosa reunión familiar, un involuntario descuido y salir fotografiado, que se puede hacer, a lo mejor paciente resignación.

Antiguamente la gente temía fotografiarse, pensaban que su alma quedaba prisionera, huían de ellas en tropel, tiempo aquellos; de ser ahora la situación, no ebiera andar preocupado. Pero tenían razón, miro fotos de una conocida amiga, puede notarse como las fotos de la fiesta del año pasado son tan disímiles al de este año. Se le ve un poco más madura, sin esa frescura que pareciera, misteriosamente, impresa ahí. Sin posibilidad de recuperar lo perdido.

A lo mejor, las fotos nos roban esa frescura, algo así como un desgaste, cual tributo necesario por cada vista que la cámara exige, y nosotros, despreocupados, quizá por la opulencia, la aceptamos sin rechistar.

Me sorprenden mis amigos cuando aprovechan de sus celulares, cada vez con mayor resolución en sus fotografías, posar sin mayor preocupación. Lo hacen con total naturalidad. Unas veces serios, otras, sonriendo por algo ocurrente que alguien articuló.

Antaño las fotos eran artísticas, en blanco y negro, requerían cierta magia por parte del fotógrafo para captar el mejor enfoque. Aún conservo, lo que un extraviado amor adolescente me heredó. Valía la pena el esfuerzo pues si perdías algo, a cambio, recibías una pequeña obra de arte de reducida dimensión, tamaño carné le llaman aún hoy.

No queda otra, reviso el bolsillo y compruebo que tengo el dinero necesario para tan inexcusable ocasión. Llevó la foto del año pasado, tamaño pasaporte para variar, con la vana esperanza de que la puedan volver a imprimir. A caso la tecnología lo permitiera sin presunción de notoria diferencia abismal.

Ir por unas fotos al centro comercial; el año pasado, no estuvo tan mal. Llevo el usb, a lo mejor la económica propuesta por la foto digital no sea desdeñada con facilidad.

Paciencia, le doy vueltas al asunto, lo vuelvo a pensar.

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Ciego, Sordo y Mudo

Tommy (1975) dirigida por Ken Russell es una película que tiene el honor de ser la primera “Ópera Rock” basada en el disco homónimo del grupo The Who, publicado en 1969 y compuesta en su gran mayoría por ese gran y virtuoso guitarrista que es Pete Townshend.

Tiene un reparto espectacular: Ann-Margret, quien gracias a su actuación recibiría una nominación a los premios Óscar; Oliver Reed, a mi modesto entender el que se “roba” el show, Tina Turner, Elton John (si que le gustan los zapatos enormes), Eric Clapton (fabulosa escena en la que sus acólitos son Townshend y John Entwistle), Jack Nicholson, Robert Powell, Paul Nicholas y los propios integrantes de The Who.

La trama es directa: un niño queda sordo, ciego y mudo a causa de presenciar el asesinato de su padre, de quien se pensaba muerto, a manos del nuevo marido de su madre. Con el transcurso de los años, buscarán infructuosamente la curación a sus silenciosas dolencias. Intentarán todos los métodos posibles (religión, alucinógenos, ciencia médica) con vanos resultados. Sin embargo el repentino descubrimiento de la habilidad de Tommy por el “pinball” lo convertirá en ídolo de masas y personaje adinerado, para complacencia de su padrastro y pronta vacuidad de su madre.

Tommy al mirarse al espejo, hábito que parece darle cierta trascendencia, logra misteriosamente sanarse. Pronto será alentadora noticia, que le generará seguidores diversos, instándolos a compartir la sabiduría que en él habita, convirtiéndole en un esperado mesías. No obstante al número creciente de sus seguidores, éstos comenzarán a perder la esperanza, por no lograr alcanzar la iluminación ansiada.

Pese a que sus diálogos son íntegramente cantados, Tommy es una película atrayente, que sin embargo tiene en sus secuencias finales algo que desentona con el resto de la obra. Otorgando una extraña sensación de extravagancia.

Definitivamente sólo la volvería a ver, si estoy muy bien acompañado. Considerando que fui entusiasmado por la idea de oír la fabulosa “Baba O’Riley” salí doblemente desencantado.

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Napalm en las mañanas

“Corte del Director”, “Versión Extendida”, son sólo algunas de las denominaciones que se suelen dar a películas estrenadas con anterioridad, pero reestrenadas con novedosas escenas para que el producto comercial tenga un aire de contemporaneidad, permaneciendo así interesante para los nuevos consumidores.

Recuerdo un capítulo de South Park que satiriza de manera magistral esta corriente que se ha hecho moneda común en Hollywood, un emporio cada vez más carente de originales ideas, que ha encontrado en los Re-make su nueva fuente de dinero.

“Apocalipsis Now Redux” (2001), pareciera encajar perfectamente en este rubro, sin embargo es una excepción a la regla. Estas escenas adicionadas, lejos de darle actualidad o fin publicitario, refuerza el mensaje de la película, profundizando en el análisis de un mundo donde la barbarie y la destrucción van de la mano sin distinción de bando, sexo, edad o filiación política.

Aunque tuve la oportunidad de visualizar Apocalipsis Now (1979) en épocas colegiales gracias a la señal abierta de la televisión peruana en la década de los 90’s, quedé un tanto consternado por lo grandiosos de su calidad y lo valioso de su mensaje, algo.

Recién este año pude ver la versión Redux, primero en un horrible doblado con acento español que tanto me desagrada y finalmente la versión subtitulada, cortesía de un colega y compañero de antaño días de colegio (mil gracias Juan Carlos).

El capitán Willard (Martin Sheen) recibe la secreta misión de acabar con el comando del coronel Kurtz, quien además de ser adorado por los nativos, emplea métodos más allá de lo moralmente aceptable (un obeso y descuidado Marlon Brando), para lo cual deberá sortear el serpenteante río que cada vez lo conecta inexcusablemente con el objetivo de su misión, asemejándose quizá a un nuevo descenso a los infiernos descritos magistralmente por Dante. Para ello remontará a bordo de un bote con una singular tripulación: Lance, el relajado e inocente surfista; Chef, un frustrado cocinero acosado por sus personales demonios; Clean, un jovencísimo soldado en el lugar errado, en la hora equivocada y finalmente el Capitán del barco, quizá el personaje más cuerdo y centrado a lo largo de esta oscura pesadilla.

A lo largo de su travesía se encontrarán con singulares personajes: el coronel Kilgore, más preocupado por las olas, el surf y la deliciosa fragancia del napalm temprano en las mañanas. Las escenas del ataque a la aldea del vietcong son ya clásicas e imperecederas. Las conejitas de Playboy, peones y objetos en un mundo cada vez más ermitaño y desentendido; y quizá lo más alucinante del viaje, una plantación francesa con sus propietarios reacios a darse por vencidos.

“Apocalipsis Now Redux”, es una gran película dirigida por el admirable Francis Ford Coppola; en el que la guerra de Vietnam es retratada sin atisbos de comportamiento chauvinista exagerado. La duración no debe distraernos (más de tres horas), al contrario son necesarias y justificadas.

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Primavera Sonora


Dudar de la capacidad histriónica de Scarlett Johansson, es excedida subestima; el sábado reciente TV Perú (un canal de señal abierta que entre sus pocas virtudes tiene ese ciclo denominado “Cine Clásico” y por supuesto las apacibles entrevistas y enfocados comentarios de Marco Aurelio Denegri) transmitió “La Joven de la Perla” dirigida por Peter Weber, donde supo darle vida a su personaje de una manera muy natural y muy bien lograda.

Por supuesto caí rendido ante esta belleza luego de ver esa maravillosa película de Sofia Coppola “Lost in Translation”. A partir de ahí trato de seguirla en la mayoría de su excelente filmografía, disfrutando doblemente de su actuación y de su excepcional beldad.

En mayo del 2008 incursionó en el terreno musical, publicando “Anywhere I Lay My Head”, un álbum de cóvers de Tom Waits.

Con cierta precaución escuché el álbum, pues suele suceder que actores incursionan en el campo de la música con magros y algunas veces desastrosos resultados.

Admitámoslo, la Johansson no lo hace mal, quien escuche “Anywhere I Lay My Head” canción que da nombre al álbum, dejará la indiferencia de lado, pues esos susurros le dan una peculiaridad a su personal interpretación del desgarrado estilo de Waits.

Para setiembre de este año se anuncia “Break Up” el nuevo disco de duetos de la actriz, colaboración de Johansson y Pete Yorn. Aunque fue grabada en el 2006 por iniciativa de Yorn, inspirado en un proyecto de Gainsbourg y Brigitte Bardot, recién se publica de manera oficial en el mes de la primavera. Una vez más gracias a los intrínsecos métodos de la web, ya es posible escucharla en su integridad, para ello sólo basta una cómoda navegación en la red.

Como ya es constumbre, Johansson no decepciona, el estilo impreso en su anterior producción se mantiene. “Break Up” se escucha con facilidad, las nueve canciones que forman el álbum no desentonan. El estilo es tranquilo, ideales para hacer la cotidiana tarea en la que la concentración es requisito necesario. A lo mejor disfrutando de un atardecer tranquilo cuando el sol se marcha y el regreso a casa es irremediable.

A escucharla y disfrutarla que ya están advertidos.

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Lenta agonía

Me sorprendió escuchar la última producción de Hope Sandoval, integrante de Mazzy Star. Dueña de una voz deliciosa y singular, a la que una vez escuchado es difícil dejar de prestar atención. Cual mítica sirena, cautivando con su melodiosa voz a cuanto distraído e imprudente viajero se ose topar.

Por supuesto, en los noventas tuvo una fabulosa canción “Fade into You” que más de uno disfrute a rabiar.

La vez primera que la escuché fue gracias a la fallida producción de Guy Ritchie en la que dirigía a su todavía esposa, la no menos famosa Madonna, en ”Swept Away" del 2003.

Lo que más recuerdo de esa película son dos cosas: su final, no acorde al típico “happy end” al que Hollywood nos tiene mal acostumbrados. Y por supuesto la canción que formó parte de su banda sonora “Fade into you”, que en esos extraños días, ni remota idea tenía del nombre de esa estupenda canción.

La película la transmitieron por cable el 2005, la vi por que, seamos sinceros, a esa hora no había nada interesante para disfrutar, si se quiere por venturoso accidente.

No tenía la más remota noción de quien la interpretaba, traté vanamente de descifrar los créditos finales de los nombres de las canciones de la película una vez que la volvieron a dar. Pero fue en vano. Resignación, no quedaba otra.

Tuvo que pasar más de un año, para volverla a escuchar y esta vez gracias a mi capitalino hermano, que la escuchaba en su portátil reproductor, esta vez, tenía consignado claramente, el nombre y el grupo en cuestión. No pasó mucho para poder apropiarme de ese cd, por supuesto, mi hermano no explica donde se le perdió (sorry, pero esa misma noche debía de retornar a la Leal Huamanga).

Gracias una vez más a Stupidcer (http://stupidcer.blogspot.com/) me decidí a escuchar esta nueva producción, pues su sedante voz es ideal para unos de esos días en que la agonía hace estragos sin piedad.

Por supuesto, es un álbum muy recomendable, mucho más si eres una de esas personas que ya descubrió a Hope Sandoval. Si no tiene la más mínima idea de quien estamos hablando, es la propicia ocasión para disfrutarla y no morir en el intento.

El álbum se llama “Throug the devil softly”.

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