Mítica Portada


“Abbey Road” es una de las portadas más famosas (y una de las más parodiadas) de la historia de la música rock de todos los tiempos (quizá sólo superada por esa fabulosa mixtura que significó el “Sgt. Pepper’s Lonely Club Band”).

Muchos fans de la banda afirman que es pletórico en simbologías y mensajes ocultos, en la mayoría de los casos, ven lo que desean ver. Sin embargo, hay algo de cierto en afirmar que la iconografía representa un cortejo fúnebre, quizá atizando más el fuego de la controversia de que Paul había muerto años atrás.

Aunque cronológicamente fue “Let it Be” el último álbum en ser publicado, lo cierto es que “Abbey Road” fue su último trabajo como grupo. Atrás habían quedado los días del binomio Lennon-Mc Cartney; este disco nos muestra la maestría alcanzada por Harrison como ya un consumado compositor (Somethig, Here comes the sun). Starkey firma una de las canciones (Octopus Garden) que no desmerecen su participación en este disco.

Los antaños fab-four, bajo la batuta de George Martin, quizá sabedores de que ya no existe remota posibilidad de armonía grupal, hacen un último esfuerzo, para legarnos uno de los álbumes muy bien logrados en la historia de la música. Su lado B, es una joya por la forma de magistralmente agrupar canciones a medio hacer que nunca llegaron a concluirse.

Este año se celebran cuarenta años, de esa mítica portada, que fue más fruto de la improvisación que de un elaborado trabajo fotográfico. Sólo se registraron 6 tomas, inmortalizando en ellas, la calle de la misma denominación de la rancia Londres.

Aún hoy conservo en mi dormitorio, un afiche de esa portada y aunque ando algo disconforme por no poder conseguir un respetable póster del “Sgt. Pepper”, es el “Abbey Road” paliativo perfecto.

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Vive y deja morir


Navegando por la web estos inciertos días, pude encontrar una colección de Paul McCartney y sus mejores canciones, en su etapa solista. Un Greates Hits que agrupa lo mejor de su cuantiosa producción, más allá de lo que logró como parte esencial de ese súper grupo que fueron los Beatles.

Son aproximadamente 80 canciones las que forman parte de esta compilación. Ideal para quien desea conocer el posterior trabajo del ex Beatle.

Las canciones de McCartney tienen ese sello indeleble de la pegajosa melodía y la voz muy bien cultivada, así como una natural combinación con instrumentos muy distintos a la guitarra y a la batería.

Sin duda recomiendo el volumen I, que es más ambiciosa en cuanto a propuesta y calidad. Con ello no quiero desmerecer el otro volumen, que también tiene lo suyo.

Disfrutar de canciones como Jet, Live and Let die, Let em in, Mrs Vanderbilt o la fabulosa Maybe Im Amazed, que se puede escuchar en un vegetariano capítulo de los Simpson, asegura amplificar el volumen y disfrutar sin remordimiento alguno. Pues quiérase o no, estamos ante un grande. Que a diferencia del magullado Jagger, antepone la calidad a lo comercial.

Mis favoritas, por ese particular sonido, Uncle Albert/Admiral Halsey y Too Many People, que no requiere mayor reseña.

Un agradecimiento a Sefarad por postear semejante tesoro. Lo que si es necesario, absoluta paciencia en la descarga por la ya lenta velocidad que speedy nos pretende acostmbrarnos.



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Terminada Amistad

Cuantiosas son las películas que se han hecho sobre Billy the Kid; personaje histórico del Far West norteamericano del siglo XIX.

“Pat Garrett & Billy the Kid” (1973) del director Sam Peckinpah no deja de entusiasmar desde sus primeras tomas; lejos del enfoque tradicional de acción de los típicos westerns, ésta tiene las peculiaridad de ser una película que vierte tonalidades melancólicas a raudales. Ya desde sus escenas del medio donde se circunscribe hasta las idiosincrasias de los diversos personajes. Incluso los furibundos tiroteos, son escenas más llenas de realista violencia que de poético suceso.

Pat Garrett (James Coburn), se encargará de dar caza a su antiguo socio Billy the Kid (Kris Kristofferson), para lo cual se valdrá de todos los medios posibles para cumplir su cometido a lo largo de páramos, donde el silencio y una casi ausente vegetación son los habituales compañeros.

Mención aparte es la banda sonora, escrita por Bob Dylan, que imprime a las escenas, esa sonoridad propia que tiende a acentuar ese carácter melancólico y escolta de manera apropiada a la película. Si bien Dylan tiene una participación en ella, su personaje no es determinante e incluso me atrevería a decir que su papel no aporta demasiado a la trama de la historia.

Sin duda una de las escenas más hermosas y más emotivas que he visto es ésa en la que un alguacil conocedor que ha sido herido de muerte, pausadamente se retira, dejando a sus espaldas ese violento tiroteo asesino, encaminándose sin lamentos ni quejidos a un cercano lago mientras el sol baña generosamente sus calmadas aguas. Si a ello le agregas una legendaria canción (Knockin’ on Heaven’s Door) el resultado es definitivamente una de las más conmovedoras escenas de todas las películas que he apreciado en mi corta existencia.

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Música en google

Google no es sólo un motor de búsqueda, si no que también nos permite descargar música en formato mp3 sin adicional ayuda.

Si no deseas discografías extensas, si no canciones específicas de un determinado artista, esta es una cómoda opción. Basta con escribir en el navegador la siguiente expresión:

-inurl:(htm|html|php) intitle:"index of" +"last modified" +"parent directory" +description +size +(wma|mp3) "Tiesto"

Reemplazar la palabra “Tiesto” por la del artista deseado y listo.

Por ejemplo si busco música de The Raveonettes, lo único que debemos realizar es lo siguiente:

-inurl:(htm|html|php) intitle:"index of" +"last modified" +"parent directory" +description +size +(wma|mp3) "The Raveonettes"

Seleccionar el deseado archivo, guardarlo y esperar escasos minutos para disfrutar de la anhelada canción.

A disfrutar y dar las gracias a google.

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De barbas y melenas


De no ser por las bandas británicas y norteamericanas, en su gran mayoría, el rock contemporáneo hace mucho hubiese claudicado al inefable mercantilismo de fácil consumo masivo. Ahí están las inexplicables estrellas de Disney que perpetran las radios en desmedro de la buena música.

En nuestro país, emisoras como doble nueve, son un oasis en medio de estaciones al servicio de géneros que ya cansan por lo repetitivo de sus melodías. Agrupaciones que lejos de innovar, explotan hasta el cansancio la mágica receta que los hará célebres, en sus raudos minutos de efímera fama.

Por fortuna la web nos permite acceder a radios que no sólo se limitan a pasar añejas canciones de corte clásico, e incluso apuestan por nuevas agrupaciones que perpetúan la vigencia del rock y el pop.

Precisamente gracias a una de esas radios (http://www.absolutextreme.co.uk/), es que descubrí a mediados del año pasado, una agrupación que al volverla a escuchar estos contemporáneos días, parecieran tan frescas y novedosas como si recién estrenaran discográfica producción.

“Kings of leon” es una agrupación estadounidense, formada a inicios del nuevo milenio que a la fecha tiene publicada 4 discos de estudio. No en vano telonean a grandes como U2, Peral Jam o al mismísimo Bob Dylan.

Cuando escuché “Because the times” (2007), reconocí de inmediato lo novedoso de su propuesta; al extremo de escuchar de un tirón tan repentino hallazgo.

Por supuesto su siguiente producción “Only by nigth” (2008), no hizo más que confirmarnos la sugestiva impresión auditiva, convirtiéndonos de inmediato en moderado seguidor de la banda originarios de Nashville.

Integrado por los tres hermanos Followill (aprendan Jonas) y un primo cercano, tienen la característica de ser enérgicos pero no bulliciosos; acompasados pero no exageradamente melosos. La conjugación de guitarras le da esa melodía tan pegadiza, explicación de lo adictivo que puede volverse su música, si lo escuchas con detenimiento y sin anticipado prejuicio.

“Fans”, “On call”, “Be somebody”, “Sex of fire” y por supuesto la fabulosa “Camaro”, sin olvidarnos de la melancólica “Reverly”, son sólo algunas de las canciones que hacen que “Because the times” y “Only by night” sea considerada esencial música de obligatorio acompañamiento, en mis atribulados días.

Disculpas por no poner muestras de sus canciones, en gran parte a que por ahí viene circulando la noticia de que Apdayc, se manifiesta amenazando con recaudar monetaria cobranza por música subida a todo cuanto bloggero se atreva.

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Oscuro Pasado

Unforgiven, estrenada en 1992 y dirigida por Clint Eastwood es una película que a mi entender tiene dos principales virtudes: reinventar nuevamente el alicaído género western (“Dance with Wolves” es otra de ellas) y mostrarnos la maestría que ya irradiaba Eastwood como director.

Los actores son todos de primer nivel, destacando sin duda el cruel “Little Bill”, interpretado magistralmente por Gene Hackman, quien ganó el Óscar de Mejor Actor de Reparto. Además “Unforgiven” se llevó 3 premios Óscar (incluyendo Mejor Película y Mejor Director). Todo un clásico de la década de los 90’s.

William Munny, ranchero sin atisbos de próspera vida, se la pasa luchando honradamente por sacar adelante a sus hijos, con mucho esfuerzo y poca fortuna. El recuerdo de su esposa, muerta hace pocos años atrás, es constante y quien guía su ajetreada vida y quien alguna vez redimió a personaje tan siniestro.

La repentina oportunidad de mejorar las cosas se presenta cuando el joven Schofield Kid, reaviva su oscuro pasado, y le propone matar a dos hombres que desfiguraron a una prostituta y cobrar la recompensa ofrecida.

Pese a un rechazo inicial, la idea de una mejora económica tan valorada, hace declinar su negativa inicial, con la no negociable condición de incluir a su viejo amigo Logan en el trabajo. Para ello tendrán que enfrentarse con el cruel “Little Bill”, desalmado sheriff, quien mantiene el orden en Big Whiskey, escarmentando a todo aquel que infringe la ley.

A lo largo de la larga cabalgata, veremos como afloran sentimientos y personalidades de seres tan diversos. El desmoronamiento de unos y el sombrío florecimiento de otros, así como una falacia en la que los héroes son tan efímeros como el apresurado amor en una acalorada alcoba.

Los escenarios son sencillos y creíbles; la escena en la que el mal emerge, mientras la lluvia la acompaña en su pausado transitar, en su inexorable paso para concluir lo empezado, sencillamente es una vorágine de muerte y violencia.

Noten los créditos finales, evitando salir corriendo, cuando la película ha concluido; ese agradecimiento personal del director a dos grandes del Spaghetti Western. Quien más que Eastwood y su peculiar habilidad.

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Permitan presentarme

Jean Luc Godard es tan trasgresor y contemporáneo que aún hoy su bien ganada reputación y fama le precede.

Siempre se nombra a Godard: su calidad en el arte cinematográfico, esa renuencia al clásico trama lineal argumental de la historia es tan evidente y a la vez tan natural, que lejos de hastiar, entusiasma.

“Sympathy for the Devil” o “One plus one” como es conocida en Europa, es un documental dirigida por Godard, en la que se pretende narrar visualmente el proceso creativo de una canción; desde los acordes iniciales y las primitivas versiones, pasando por la experimentación de nuevos ritmos que finalmente van a desembocar en una canción efectiva y poderosa con el sello de lo clásico y muy bien logrado.

Los Rolling Stones grabarían “Sympathy for the Devil” para su álbum “Begars Banquet” de 1968, año que supuso una serie de sucesos sociales que llegaría a su éxtasis al año siguiente. Jagger, entonces inmerso en lecturas de filosofía y poesía (parece que ahora sus textos de cabecera son libros de marketing y negocios), nos legaría una obra maestra, no sólo por el contenido de sus letras, que capturan de manera fantástica las confesiones de un personaje que antes de brindarnos su nombre, prefiere enumerarnos sus infames proezas; letras que combinan fantásticamente con los ritmos de samba, que lejos de restarle tonalidad, es precisamente la clave para la calidad lograda.

“One plus one” no es un clásico documental; Godard, intercala escenas de carácter contestario de grupos diversos, militantes de panteras negras por ejemplo, predicando la militancia política que exige vehemente cambios radicales. Una voz en off lee una novela de suspenso donde sus protagonistas son personalidades representativos de esos interesantes días, mientras un personaje andrógino se encarga de adornar con graffitis, paredes y todo cuanto le ofrezca posibilidad de expresión. Sin embargo la entrevista cuya respuestas sólo admite sencillos monosílabos de afirmación o negación son lo más logrado a mi modesto entender, y por supuesto, sin olvidarnos lo fantástico que fueron los Rolling Stones como exponentes de una corriente que aún hoy no fenece.

Aquellos días, los Rolling Stones, eran la respuesta al sistema intransigente del “American Life” que tanto se rechazaba, por lo que son marco perfecto para la sello de rebeldía que Godard requería para expresar sus puntos de vista.

Lejos de ser experimento audiovisual, se ensamblan perfectamente, aún cuando ilusoriamente no tengan nada en común esas secuencias intercaladas. Eso si, se requiere de mucho conocimiento de los sucesos que mundiales de esos años para no salir rehuyendo a mitad de la función sin atisbo de que se está degustando.

Están advertidos y sólo resta disfrutarlo.

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